Altea: un lugar idílico para vivir o veranear

Altea: un lugar idílico para vivir o veranear

  • 22 ago. 2018

Una encantadora y pequeña ciudad en la Costa Blanca que esconde un gran patrimonio cultural...

En la cálida costa de España, se encuentra un pequeño y acogedor pueblo que fue elegido como el refugio de muchos artistas del siglo XVI. Durante la época dorada de España, en esta aldea de pescadores se asentó una colonia de artistas pertenecientes a la Corona española, quedándose hasta el final de la guerra. De su estancia, dejaron las casas, los senderos adoquinados y las escaleras decoradas con dibujos brillantes; banderas multicolores colgaban de los balcones y detrás de la puerta discreta en un café podíamos encontrar el escondite de alguno de ellos. Desde aquel entonces han pasado más de quinientos años, pero la atmósfera creativa que impregnó la ciudad no se ha desvanecido. Todo aquí recuerda a esos mágicos cuentos de hadas que nos contaban durante la infancia. Quienes son dueños de una casa en Altea, o alquilan una vivienda en Altea encuentran un refugio tranquilo frente al bullicio de las grandes ciudades.

La arquitectura de Altea hace brillar nuestros ojos: las casas no superan las cuatro alturas, callejuelas en forma de laberinto que suben y bajan recorren la ciudad, un paseo marítimo lleno de pequeños restaurantes y cafés bordea el mar mediterráneo y un encantador mercado de artesanía hará que desconectes del bullicio del siglo XXI. Todas las cosas que se perciben como habituales en las grandes ciudades europeas, aquí se perciben de forma diferente; la atmósfera tiene algo que se nota, es especial. Paredes perfectamente blancas como la nieve, flores que impregnan de un aroma peculiar a la ciudad y un cielo que se llena de mil colores distintos con cada atardecer. ¿No te apetecería a ti también vivir aquí y dejar que despierte tu creatividad?

Las playas de Altea te harán perder la cabeza. La mayoría son de canto rodado y aguas cristalinas, aunque en el centro de Altea encontramos la joya de la corona, una playa mixta de pequeñas piedras y arena. El grosor de las piedras no es el mismo en todas las playas, hay desde grava fina hasta rocas de tamaño considerable. La mayoría de las playas tienen servicio de tumbonas, sombrillas y socorrista, pero también puedes encontrar playas más naturales, casi salvajes y pequeñas calas poco frecuentadas. El agua en los meses de verano puede superar fácilmente los 27 grados y en invierno el máximo cae hasta los 16 grados, por lo que no es difícil encontrar a alguno de sus más valientes residentes dándose un chapuzón en los meses más gélidos. Sin duda, alquilar una casa de verano en Altea abre la puerta a las mejores vacaciones.

Por la noche Altea se transforma por completo. El cálido sol desaparece por el horizonte, descendiendo la temperatura hasta los más o menos 20 grados y dejando una sensación de frescura y ligereza a la vez. La noche ofrece multitud de planes: cenas bajo la luz de la luna en sus encantadores restaurantes, obras de teatro, galerías de arte, conciertos de música clásica y espectáculos de música y danza callejera.

A medianoche los barcos salen del muelle para realizar paseos nocturnos por el mar. Cada tienda se ilumina con lámparas de colores, carteles, candelabros en forma de flores y figuras extrañas. En las plazas hay parejas y niños, algunos bailan, otros ríen, otros pasean o se sientan en las mesas para disfrutar del ambiente. Los residentes habituales de Altea, que pasean durante el día con sencillas prendas de verano, se ven encantadores por la noche. Pocos lo saben, pero Altea es considerada la localidad más bohemia de la Costa Blanca.

El encanto de ser propietario en Altea

Tener una casa en Altea tiene su encanto particular: a la posibilidad de disfrutar de un pueblo tranquilo y bohemio durante el día le sumamos una exquisita y variada gastronomía local y alegres fiestas locales.

Altea no tendría el mismo encanto sin los magníficos restaurantes que tiene. Son famosos por su calidad, la cuidada presentación de los platos y el inimitable sabor de la gastronomía mediterránea. Si bien es cierto que la mayoría de restaurantes de la Costa Blanca realizan platos típicos de la zona y se sirve el vino de la tierra, los restaurantes de Altea te sorprenderán además con toda una gama de delicias locales: más de cien tipos de paella y sangrías, marisco fresco, o suculentos postres desconocidos, entre otros. Y si eres de los que le encantan hacer tours gastronómicos, no te puedes perder este artículo: Cocina mediterránea: ¿Qué comer en la Costa Blanca?

Altea es, además, una ciudad donde las fiestas locales se suceden una detrás de otra a lo largo de todo el año, la mayoría de ellas dedicadas a santos de la zona. Muchos de estos festejos no se celebran sólo en Aleta, sino también en los pueblos cercanos que la rodean. La primera fiesta del año, “Cristo de La Salud”, se celebra en el área de Altea la Vella en enero. Alberga conciertos de varios grupos musicales, así como procesiones solemnes a través de las calles de la ciudad. En agosto, te sorprenderás con el Festival de San Lorenzo, que tiene lugar en el pueblo de La Olja.

Una hermosa ciudad, convertida por sus habitantes en un gran escenario creativo: eso es Altea. Si buscas alquilar un apartamento con una ventana al Mediterráneo o comprar una espaciosa villa, aquí lo encontrarás. Altea es una de las ciudades con mayor esperanza de vida en España, el promedio es de 86 años. Intente refutar que la belleza, el clima y la gastronomía de España no es la razón de ello, no podrá.

Si quiere conocer otras ciudades turísticas de la Costa Blanca y su atmósfera única, no se pierda este artículo: Seis lugares paradisíacos en la Costa Blanca

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